No soy una
persona particularmente entregada a la lectura, nunca he sido una obsesiva de algún
autor o de algún género literario particular, pero no deja de ser importante
para mí el afán de ver y saber que aquellas personas con las que comparto
cualquier espacio tengan por lo menos un mínimo interés en la lectura. Es
cierto que es un indicativo de que tipo de persona es alguien en base a si
tiene o no libros en su casa, y en una menor medida, de qué son esos libros.
Que tenga
libros, o que no los tenga, es el primer indicio que hay que rastrear. Pues sólo
que los tenga da claramente la idea de que, aunque sea en algún momento, su
propia opinión no es suficiente para explicar su mundo, independiente de cuál
es la cuestión que le preocupa.
Mientras que,
si no los tiene, y además no tiene interés en tenerlos, es un claro indicio, a
mi parecer, de que es una persona cuya visión de mundo está limitada por sus
propias e ideas, y, es más, indica que según ésa persona esa es la mejor posición
del mundo posible, para todas las preocupaciones que puedan aparecer a lo largo
de su vida, esa es mucha carga, me parece.
De manera
pues que, aunque es inevitable toparse por el mundo con gente que no está
interesada en ningún tipo de lectura, sí que es preferible a mi parecer,
encontrarse con aquellos que, aunque sea para consultar las noticias y
opiniones faranduleras escogen revistas o novelas vacuas, o cualquier tipo de
lectura, no importa, el tema que lea tiene otra relevancia que no pretendo
tratar aquí.
De esa
misma forma un libro es una señal importante de la presencia de alguien en la
vida, en la mía.
No es que
sea algo intencional, no es que llegue a la biblioteca de aquellos que la
tienen con la intención de quedarme con algún ejemplar, simplemente ocurre, usualmente
no soy yo quien lo solicita, de manera amable me lo ofrecen.
- Qué te
parece, Dollychansita, si te lees este fragmento de Héroes y Tumbas.
- compré
recientemente un ejemplar de Fausto, ¿quieres leerlo mientras termino la otra
novela?
- Tengo dos
copias del Cálculo de Apóstol, quiero que te quedes una.
Sin notarlo
siempre resultaba yo con un libro de las personas más importantes que han
pasado por mi vida, no era que no quisiera devolverlos, solamente se quedaron
ahí. Ahí están entre mis libros, como una huella más, un indicio importante de
quien vino, cambio mi vida, me enseñó algo, se robó algo de mí. Y como una
pequeña recompensa, esta esto, es valioso, a pesar de la historia, vale la pena
que ocupe ese espacio en mi estantería.
Es también un
indicio de que tan importante es esa persona en mi vida, si simplemente pasó
sin dejar las letras de por medio, solo hubo vacuidad, se trató de algo
superfluo, de momentos sencillos de diversión, nada realmente trascendente, en
últimas puede olvidarse sin remordimiento alguno.
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